jueves, 16 de marzo de 2017

Cuando la libertad se exhibe

Hoy he hablado con otra persona que, tras saborear la libertad de expresarse libremente compartiendo su sexualidad, se ha topado con el miedo ante el impacto ocasionado en círculos cercanos y no tan cercanos , ha sentido la duda ante una mirada distinta de su entorno y ha comenzado una destructiva batalla de juicios propios y ajenos. 

Una de las facetas más complejas de la libertad es aceptar (y gestionar) el recelo de quien no sabe como adquirirla (o de quien cree poseer una superior o inferior, o de quien no se atreve a aceptarla). Si devolvemos comprensión ante esa mirada en vez de defender o atacar posiciones, existe la posibilidad de transformarlo en un encuentro que puede despertar curiosidad y aprendizaje (por ambas partes, desde ambas miradas) en cuanto a algo tan presente y cotidiano en nuestras vidas como es el sexo.

Pocas libertades son tan obvias y tajantes como lo es la sexual, eres sexualmente libre cuando haces lo que quieres, cuando quieres, con quien quieres, como quieres, sin pasar por encima de la libertad de nadie ni permitir que nadie pase por encima de la tuya.
Sin embargo existe tal condicionamiento moral y cultural que en ocasiones no somos capaces de ver las cadenas invisibles que arrastramos desde hace generaciones, en una sociedad que consume a escondidas como los yonquis, sucedáneos de emociones y sensaciones que no es capaz de gestionar ante la falta de una cultura sexualmente madura, y el exceso de una moral añeja condicionada por creencias que imponen unas normas basadas en criterios de otros tiempos.

Cada vez que alguien se atreve a ponerse delante de una cámara (o de un pincel, o de una simple mirada) para compartir su sexualidad voluntariamente, está facilitando una información que puede ayudar a otras personas a encontrar el camino hacia su propia identidad sexual si se contagia desde una identidad única y propia, asumida por la persona que se expone libremente, esa identidad supone la comprensión ante el hecho de que compararse solo es buscar en otr@s lo que no nos atrevemos a ver en nosotr@s mism@s.

Liberarse en un entorno condicionado por creencias sexualmente limitantes supone inevitablemente un impacto inicial que puede asustar a quien experimenta la liberación, no obstante no hay mayor motivación para la libertad, que ser mostrada desde la comprensión, el respeto y el cariño.

Recuerda: no te están atacando ni juzgando a ti, juzgan y atacan lo que desean pero no saben cómo conseguirlo sin exponerse… como te has expuesto tú, libremente.